top of page
  • Twitter Social Icon
  • Facebook Social Icon

La cultura de la satisfacción

Por Katherine Vallejos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En pleno siglo XXI donde prevalece lo banal, lo efímero y superficial es interesante encontrarse con personas y escritos que hablen sobre la vida y las situaciones reales lejos de utopías y fantasías. Solemos decir que hay libros que son eternos y otros que son actuales. La actualidad no está vinculada al presente sino a las circunstancias.

Y esto es lo que ocurre con La Cultura de la Satisfaccón, un libro escrito hace veinticinco años que hoy tiene una actualidad importante, especialmente para los desmemoriados y aprendices del presente.

 

El autor de este libro es John Kenneth Galbraith, nacido en Canadá. Fue un economista que destacó por haber sido un liberal americano inclinado hacia la economía post-keynesiana -desde un enfoque social y cultural- que también ejerció como profesor en Harvard . 

Sus escritos sobre economía llegaron a ser los más vendidos en la segunda mitad del siglo XX, algunos posicionándose como best-sellers

Un autor prolífico considerado el último gran heredero del viejo Institucionalismo Americano y un brillante intelectual del siglo XX.

 

En su obra La Cultura de la satisfaccion, Galbraith hace una  brillante descripción del funcionamiento social y económico de las sociedades avanzadas. Crítico de las actuaciones económicas de su tiempo, Galbraith analiza el papel de los actores que confluyen en el futuro económico de un país haciendo especial hincapié en la mayoría satisfecha (la cultura de la satisfacción) y su reverso, una subclase marginada y en creciente conflicto.
La intervención del Estado en la sociedad y el papel que deben tener los impuestos marcan la línea divisoria entre lo aceptado y rechazado por esa mayoría satisfecha. El resultado es una visión panorámica aunque crítica de las sociedades avanzadas de nuestro tiempo.

 

En las primeras páginas, Galbraith explica como los privigilegiados (que estaban en el poder en la Roma posterior a Trajano, en la Francia del siglo XVIII, etc), aprobaron aquellas teorías económicas aduladoras para justificarse de que lo más conveniente y sabio era quedarse con la riqueza.

Eran los gobernantes satisfechos de un mundo ordenado a su servicio, a pesar de que el pueblo clamaba por reformas. Si la cultura de la satisfación pervive es porque varias de las reformas que pedían los marginados se hicieron a regañadientes.
Pero lo que señala Galbraith es que los votantes en las elecciones estaban satisfechos sin tener la más mínima idea de las  grietas que había dentro del sistema financiero.

 

Galbraith hace hincapié en tres principios que definen esta nueva situación en la que el Estado está guiado por el pensamiento y sentimiento de una minoría. 

En primer lugar y la más generalizada, de la mayoría satisfecha, es la afirmación de que los que la componen están recibiendo lo que se merecen. Lo que sus miembros individuales aspiran a tener y disfrutar es producto del esfuerzo, inteligencia y virtudes personales.

 

La segunda característica, menos consciente pero de suma importancia, es la actitud hacia el tiempo. Siempre se prefiere la no actuación gubernamental, aún a riesgo de que las consecuencias pudieran ser alarmantes a largo plazo. La razón es evidente. El largo plazo puede no llegar: ésa es la cómoda y frecuente creencia. Y un motivo más decisiva e importante: el coste de la actuación recae o podría recaer sobre la comunidad privilegiada, podrían subir los impuestos. Los beneficios a largo plazo muy bien pueden ser para que los disfruten otros. En cualquier caso, la tranquila teología del laissez faire sostiene que, al final, todo saldrá bien.

 

El tercer principio se encuentra  la visión selectiva del papel del Estado, ya que  es visto como una carga. Ninguna declaración política de los tiempos modernos ha sido tan frecuentemente reiterada ni tan ardorosamente aplaudida como esta. Hay una necesidad de eliminarlo y con ello quitar los impuestos correspondientes es un artículo de fe absoluto para la mayoría satisfecha.

 

Más que un libro de economía es un libro sobre la vida económica y los elementos que la determinan.  La obra se fundamenta en que la Economía es un reflejo de los que la crean. Bajo la apariencia de fenómeno externo y objetivo, no es más que el reflejo de la sociedad en la que se da. En las Ciencias Sociales, muchas veces los efectos y las causas no están claros.  El escrito de Galbraith, en este sentido, es claro: la economía es el reflejo de la mentalidad social predominante, que puede imponer un modelo ajustado a sus intereses. No significa que la controle ya que, como ocurre con la personalidad individual, saber nuestros defectos no significa que podamos evadirlos.

El escenario después de la salida de una fuerte crisis económica, con una guerra por delante, conduce al lector a un viaje de ida y vuelta del presente al pasado y viceversa. 

Lejos de ser un tratado económico, es más bien un tratado psicológico y moral  de la configuración social de la economía o, si se prefiere, de la configuración económica de la sociedad. Galbraith hace un retrato en el contexto histórico y político de la sociedad norteamericana de principio de los años noventa, convertida en mayoría política relativa, gracias a su participación en los procesos democráticos.  

Lo que se traduce en un sistema que vela por sus intereses. 


Galbraith explica por qué los republicanos de EE.UU piden una bajada de impuestos y un recorte del Estado, y  por qué la gente les vota. 

De esta forma,  las sociedades avanzadas del mundo occidental, se contituyen hoy en día en base a dos grandes grupos (mencionados anteriormente): por un lado, Mayoría Electoral Satisfecha y, por otro , la subclase funcional refiriéndose a los inmigrantes sin derecho a voto y las poblaciones pobres y marginales que se perpetúan una generación tras otra. Antes, un inmigrante o trabajador pobre tenía la esperanza de que sus hijos estudiasen y progresaran profesionalmente, pero ahora la subclase ve como se restringen las ayudas para la formación y los hijos repiten los desagradables oficios de sus progenitores. 

 

A modo de conclusión, La Cultura de la satisfacción invita a un análisis realista, sin ningún tipo de tapujos y en profundidad de la situación del Estado, los impuestos y del papel que deben desarrollar. 

Una obra muy recomendable para cualquier curioso con ganas de entender como funciona la economía a nivel mundial. Y concretamente, para los estudiantes de periodismo con la intención de especializarse en política y economía internacional, dado que es una reliquia de obligada lectura.

  • Grey Google+ Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey LinkedIn Icon
  • Grey Facebook Icon

© 2023 by Talking Business.  Proudly created with Wix.com

bottom of page